En muchas ocasiones, las mujeres no están contentas con el tamaño de su pecho. Si bien hay quienes desean aumentar su tamaño, hay otras que consideran que su pecho es excesivo y que hay que reducirlo. Una vez más, la cirugía estética se pone de su lado para ayudarlas.
Las razones para querer una reducción de pecho son muy variadas. Por ejemplo, estéticas: al mirarse en el espejo, estas mujeres pueden encontrarse con un busto que les desagrada, una situación recurrente después de un embarazo. Sin embargo, la maternidad no les obliga a resignarse a conseguir esa figura que desean.
Los motivos también pueden estar relacionados con la salud: con los años, el pecho tiende a caer y, si el pecho es excesivo, multiplica las molestias físicas. Las consecuencias son de lo más variadas: dolor de cuello y espalda o irritaciones de la piel (la dermis de esa zona no transpira bien y se acumula humedad que puede traducirse en una irritación).
Por si esto fuera poco, pueden encontrar problemas para vestirse. Aunque es muy probable que en si un pecho es excesivo queden las prendas más ajustadas y fijas que sobre un busto pequeño, puede que cueste encontrar una talla grande, una prenda que quede bien con el conjunto del cuerpo u otra con la que la mujer no se sienta asfixiada.
El tamaño también se considera excesivo cuando la mujer se siente intimidada por miradas en la calle o lugares sociales. Esto, unido a la dificultad para realizar ciertas actividades deportivas, puede causarle ciertos problemas psicológicos con los que se ve obligada a lidiar.
Por todos estos motivos, algunas personas optan por la cirugía estética especializada para mejorar su situación. La cirugía en estos casos es la mamoplastia de reducción. ¿En qué consiste? En eliminar grasa, tejido glandular y piel de los pechos para hacerlos más pequeños, pero también más ligeros y firmes.
Además de cambiar el volumen, la idea es que el nuevo pecho se ajuste a la armonía del cuerpo. De hecho, en la mamoplastia de reducción es posible reducir también el tamaño de las areolas ya que hay mujeres que se sienten avergonzadas por su tamaño.
En general, el objetivo de la reducción suele ser aliviar presentes o futuros problemas físicos; las intervenciones realizadas por motivos estéticos son minoría. Por ello, se suele esperar a que el pecho se haya desarrollado por completo para intervenir, aunque si los problemas son muy graves se realiza antes. Sin embargo, hay que ser cautos, ya que si la mujer pretende dar el pecho tras el embarazo no es recomendable.
De hecho, se aconseja que la mujer informe durante la consulta sobre posibles embarazos previos y confirme si tiene pensado quedarse embarazada de nuevo o dar de mamar. También debe decir si fuma o si toma algún medicamento o vitamina.
En 2014, un estudio realizado por el Centro Médico de Wexner de la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos, concluyó que las mujeres que se habían sometido a una cirugía de reducción de mamas se sentían mucho mejor en su vida, tanto a nivel físico como psicológico.
O lo que es lo mismo: que el cambio las había hecho más felices. Estos sentimientos eran más fuertes en quienes se habían operado para eliminar problemas de salud o para mejorar en actividades físicas como correr o hacer gimnasia.
Ejemplo de ello es la joven actriz Ariel Winter, quien recientemente se redujo los pechos e incluso no ha escondido las cicatrices resultantes de la operación. Winter, una de las protagonistas de ‘Modern Family’, afirma que ahora se siente mejor consigo misma: «La operación]fue decisión mía. Ni siquiera soy capaz de describir con palabras lo genial que me siento al encontrarme tan bien. Ahora mi pecho está como debe estar». Dice que recuperó la confianza en sí misma y criticó aquellos artículos periodísticos donde se sexualizaba a su persona por el tamaño de sus pechos: «En este trabajo las mujeres estamos totalmente sexualizadas y tratadas como objetos. Cada artículo sobre mí era sobre eso. Era por lo que la gente me conocía»
Resolviendo dudas
La mujer debe acudir tranquila a la consulta. El procedimiento es sencillo: una vez esté con los sus cirujanos, podrá consultar sus dudas sin timidez. Estos observarán el tamaño y la forma de las mamas, así como la firmeza de la piel. Por supuesto, también el estado de salud general de la paciente. Durante la consulta se hablará sobre la técnica de reducción y sobre la forma y el tamaño que tendrán los pechos tras la intervención. Así mismo, se explicarán detalles como la anestesia, el tiempo de reposo, los costes o la necesidad de ingresar en la clínica.
En muchas ocasiones pueden emplearse técnicas de cicatriz corta, que eliminan la incisión en el surco submamario y dejan tan solo la cicatriz vertical. En la intervención, el cirujano retira el exceso de grasa, tejido mamario y piel. También, traslada la areola y el pezón a su nueva posición. Una vez terminada, se dan las nuevas formas y contornos. El proceso dura de dos a tres horas, dependiendo de la técnica y la paciente.
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