Lamentablemente, no existen estadísticas oficiales en el País Vasco acerca de cuántas intervenciones de Cirugía Estética se realizan anualmente. El dato más cercano procede de un trabajo estadístico de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), realizado en el 2009.

La ausencia de datos oficiales dispara en gran medida la imaginación, barajándose en los últimos años cifras, a menudo imaginarias, en las que parecía que los vascos nos habíamos vuelto locos con la Cirugía Estética.

En España se realizaron en el año 2009, unas 105.000 intervenciones de Cirugía Estética, lo que la sitúa en el puesto decimoquinto del ranking mundial. De ese dato podemos estimar que unas 3.500, se realizaron en el País Vasco.

Demográficamente, el paciente vasco no difiere esencialmente del resto del Estado. Las mujeres siguen siendo las demandantes mayoritarias en una proporción del 90%.

En una sociedad como la vasca, tradicionalmente marcada por la discreción, el anonimato ha sido muy importante ante este tipo de intervenciones. La forma de afrontarla en consulta se produce de manera distinta en ambos sexos. Las mujeres aceptan y expresan sus deseos de mejoría estética, mientras que los hombres lo disfrazan bajo motivaciones «funcionales». Todo esto ha cambiado y la naturalidad ante una cirugía estética es casi general. Los hombres han irrumpido también con fuerza y se barajan ya cifras del 20%.

¿De qué se operan los vascos?

En zonas costeras de clima cálido donde la exposición de los cuerpos es habitual, proliferan las intervenciones relacionadas con el contorno corporal (liposucciones, aumento o reducción de mamas…). Las diferencias en número total de intervenciones entre Levante (por ejemplo) y nosotros son significativas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que nuestras playas no son sólo lugares de ocio sino puntos de encuentro y relación social y las intervenciones de contorno corporal siguen siendo, en proporción, las más frecuentes.

Las intervenciones más habituales realizadas son en este orden:

Como dato curioso, el número de rinoplastias realizadas es inferior al que se realiza en el resto del Estado. Los patrones de belleza no son independientes de factores sociales, raciales, culturales e incluso religiosos y una nariz pequeña no es la preferencia más habitual en nuestra sociedad.

¿A qué edad se operan?

Por lógica las intervenciones de rejuvenecimiento facial se van incrementando con la edad. Otras como la liposucción y el aumento de mama son más frecuentes por debajo de los 45 años.

En los últimos años se ha desatado la polémica sobre la demanda de cirugía estética por parte de los adolescentes. Antaño, la belleza y la juventud se consideraban un don de la naturaleza, hoy, hemos llegado a convertir su ausencia en prácticamente una enfermedad. Tanto los jóvenes como los padres pueden llegar a apreciarlo así e intentar buscar una solución. La posibilidad de que alguno de los padres se haya sometido satisfactoriamente a una intervención previa de cirugía estética empieza a ser elevada y eso favorece apreciar la opción como algo positivo para los hijos.

Intervenciones como la corrección de las orejas despegadas en niños, tienen un beneficio claramente demostrado en la adaptación escolar y social. A pesar de no existir una contraindicación quirúrgica absoluta en la mayoría de intervenciones, otras como el aumento de pecho tienen implicaciones futuras que deben tenerse muy en consideración. La discusión sobrepasa el plano técnico y alcanza de lleno el ético. Es necesario plantear si la decisión es suficientemente madura y sopesada y muy razonable posponer la decisión a la mayoría de edad.

¿Han cambiado los patrones de demanda?

Los patrones de demanda siguen siendo básicamente los mismos. La Cirugía Estética es una especialidad que evoluciona con la sociedad y se adapta a nuevas necesidades y preocupaciones. Las técnicas de Cirugía Vaginal y Trasplante de Cabello son un claro ejemplo de ello.

Un importante cambio se ha observado en la forma en la que los pacientes acceden a la información. El médico ha dejado de tener la potestad sobre ella y el paciente, que antes acudía a la consulta tímido y desinformado, actualmente acude con un exceso de información, no siempre veraz ni adecuadamente filtrada, que obtiene de internet. Ajustar sus expectativas a la realidad se convierte en un trabajo a menudo dificultoso.

¿Cómo está influyendo la crisis en la demanda?

En los tiempos de crisis que corren podríamos esperar una disminución importante en el número de cirugías estéticas a realizar. La disminución podemos considerarla leve. Sorprende. No tanto.

Ciertamente son procedimientos de coste elevado, lo que nos indica que quien accede a una cirugía estética lo hace llevado por un imperativo menos frívolo de lo que algunos quieren creer.

No podemos perder de vista que la persona decidida a una cirugía estética ha sopesado y valorado profundamente lo que le va a reportar, en su ánimo y en su día a día. Por tanto y si no dispone de una amplia economía, le compensará prescindir de otros gastos lúdicos, posibles más adelante, y liberarse de la carga emocional negativa que en la mayoría de los casos soportan.