¿Quién no hace el  propósito, a primeros de año, de lucir estupenda en verano? Comenzamos a cuidarnos con nuevas dietas e inscribirnos en gimnasios, buenas intenciones que es dudoso lleguen a buen puerto, pero en todo caso existe un tipo de grasa acumulada en determinadas zonas del cuerpo (las llamadas “cartucheras” y en las caderas) resistentes a  cualquier dieta y ejercicio físico.

La eliminación de este tipo de grasa y consiguiente remodelación de la figura se obtiene exitosamente con la técnica quirúrgica denominada liposucción o lipoescultura, en el bien entendido de que no es un tratamiento para combatir la obesidad.

En nuestra experiencia, la liposucción en una de las intervenciones de cirugía estética que mayor satisfacción produce a los pacientes. Sin embargo el postoperatorio inmediato puede ser decepcionante ya que existe una inflamación y unos moretones que enmascaran el resultado final, produciendo un aumento de volumen transitorio  en la zona intervenida. Esto se explica por la natural reacción inflamatoria que provoca la operación en los tejidos, que se traduce en un edema generalizado las semanas posteriores que se eliminará  vía linfática aunque lentamente, por eso es necesario realizar sesiones de drenaje linfático.

Al finalizar la intervención se coloca una faja de presoterapia que se llevará entre cuatro y seis semanas , dependiendo del tipo de piel    y la zona tratada y que contribuirá a controlar la inflamación, así como a prevenir la formación de seromas. Las primeras semanas es recomendable llevarla a día y noche, retirándola solamente para el aseo personal.

Insistimos en el drenaje linfático como técnica de masaje que logra acelerar y redirigir la circulación linfática consiguiendo acelerar los tiempos de recuperación, disminuyendo el edema y la inflamación . Nosotros recomendamos el drenaje linfático manual a ser posible a partir del día siguiente a la intervención, las primeras sesiones se realizan con la faja, son indoloras y proporcionaba gran bienestar al paciente por que aprecia como en pocas sesiones ese edema  va desapareciendo.

Los moretones pueden tardar entre tres y cuatro semanas en desaparecer; es el tiempo que tarda el pigmento en ser reabsorbido por el organismo.

Por tanto, la paciente puede apreciar los resultados después del primer mes, la inflamación se ha reabsorbido en un 70% y  los moretones han desaparecido. El resultado definitivo precisará de seis a ocho meses ya que existe una inflamación residual que desaparecerá a medida que el organismo se vaya recuperando.

Por último, es recomendable no exponer las zonas tratadas al sol durante los primeros meses para evitar manchas en la piel.

Todo esto nos indica que los meses invernales son lo adecuados para someterse a esta intervención, recibiendo la Primavera y el Verano libres de esos “defectillos” que, pensamos, tanto nos afean.