Historia de la liposucción o lipoesculturaHasta que apareció la Liposucción, el exceso de grasa se trataba extirpándolo junto con la piel (dermolipectomía) dejando, en consecuencia, grandes cicatrices.

La técnica de liposucción fue introducida por Illouz en Francia, en 1977. Acopló una cánula a un aspirador e introduciéndola bajo la piel, con movimientos de vaivén, el tejido graso era desprendido y aspirado.

Desde esa fecha se han producido modificaciones y novedades en lo referente a cánulas, aspiradores, anestesia, y sobre todo, indicaciones más precisas.

Al principio esta intervención se practicaba con anestesia general. La liposucción era realizada sólo en las porciones más profundas de la grasa y se empleaban cánulas de gran diámetro. Si el cirujano se acercaba excesivamente a la piel existía, debido al tamaño de las cánulas, un alto riesgo de irregularidades. La intervención era muy traumática y la paciente se quedaba varios días ingresada en la Clínica y las transfusiones de sangre eran prácticamente la norma.

Todo esto se considera hoy en día inaceptable. La mayoría de las intervenciones se realizan bajo anestesia local o loco-regional. Las cánulas son de pequeño diámetro permitiendo realizar liposucciones superficiales con escaso riesgo de irregularidades. La intervención se realiza de forma ambulatoria en prácticamente todos los casos y la pérdida de sangre no es significativa.

Actualmente la liposucción o lipoescultura se ha consagrado como la mayor revolución de la cirugía plástica, siendo el procedimiento quirúrgico mas realizado en esta especialidad. Hace veinte años, cuando apareció, era imposible imaginar cómo llegaría a cambiar el resultado en los tratamientos de contorno corporal.

Aunque el principio continúa siendo el mismo, hoy en día se utilizan varios métodos de liposucción: con Jeringa, liposucción ultrasónica, con Vibroliposucción y con la ayuda del Láser (lipoláser). Puede realizarse en la grasa superficial y en la grasa profunda. La liposucción también nos ofrece la posibilidad de la recolocar parte de la grasa superflua extraída como injerto, siendo entonces denominada Lipoescultura.

El concepto de Liposucción Ultrasónica aparece en 1997. Los efectos clínicos de los ultrasonidos eran conocidos desde hacía tiempo en fisioterapia, dónde se utilizaba el efecto de calentamiento generado por las ondas ultrasónicas en el tratamiento de lesiones musculo-esqueléticas. Basándose en este principio se desarrollan liposuctores ultrasónicos que realizan una destrucción selectiva de las células, preservando vasos y nervios. Esta especificidad es debida al distinto cociente de absorción de energía ultrasónica que presentan las células del cuerpo humano. En estética es aplicada en tratamientos corporales de lipodistrofias localizadas, celulitis y principalmente postliposucción, para reducir las irregularidades. No ha demostrado ofrecer ventajas adicionales a la técnica clásica y si aumentar las complicaciones y efectos secundarios.