La reducción mamaria (mamoplastia de reducción) es un procedimiento que deja cicatrices permanentes, cuya evidencia dependerá de la capacidad de cicatrización de cada paciente, aunque quedarán perfectamente ocultas bajo cualquier prenda íntima o de baño.
Las cicatrices de la reducción de pechos varían dependiendo de la técnica quirúrgica empleada y el tipo de incisión realizada. Clásicamente, en una reducción mamaria, se dejaba una cicatriz con forma de una “T invertida” o en “ancla”, que rodea la areola y se extiende hacia abajo, siguiendo la curva natural del pliegue submamario. Hoy en día, en la mayoría de los casos, se emplean las técnicas denominadas de cicatriz corta, que eliminan la incisión en el pliegue submamario, dejando tan sólo la cicatriz vertical.
Una de esas técnicas de reducción de pecho es la de Lejour en la que se realiza un acortamiento de la cicatriz vertical mediante una sutura intradérmica muy fruncida para evitar que sobrepase el surco submamario. Este fruncido desaparece en unos meses dejando una cicatriz poco perceptible.
Es importante conocer que independientemente de la técnica utilizada, las cicatrices pasarán por distintos periodos hasta alcanzar su forma, textura y color definitivos.
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