Seguramente ninguna otra afección estética recibe al año tantas atenciones como la celulitis y la grasa localizada, y es que el 90 por ciento de las mujeres padece en mayor o menor grado celulitis, algo que además solo implica a la población femenina.
Los factores que determinan su aparición son múltiples. En primer lugar se encuentran los factores genéticos y hormonales (la pubertad, el embarazo y la menopausia) que explicarían la aparición de la celulitis en algunas mujeres y en otras no, independientemente de la edad, y de si están delgadas o tienen sobrepeso. Aunque estas circunstancias son difíciles de cambiar, hay otras como la falta de actividad, una alimentación inadecuada o determinados hábitos de vida (alcohol, tabaco) que pueden mejorarse.
El término médico «celulitis» no tiene nada que ver con el uso que se hace de él. Entendemos popularmente como celulitis, la aparición de irregularidades en la piel en forma de ondulaciones y depresiones formadas por una retención del drenaje linfático a nivel de la grasa inmediatamente subcutánea.
La naturaleza plurifactorial de la celulitis hace que su solución sea también compleja. La extracción de la grasa subcutánea mediante liposucción y la rotura de los tabique fibrosos que la unen a la piel pueden mejorar la celulitis pero no siempre es así.
La liposucción o lipoescultura es una técnica para eliminar acúmulos de grasa localizados, en algunas ocasiones corrige la celulitis que acompaña a dichos acúmulos, pero lo hace siempre de forma indirecta. Otros tratamientos como la mesoterapia, el drenaje linfático, el masaje subdérmico, la hidroelectroforesis pueden ayudar a mejorarla.
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