La preocupación por obtener unos resultados naturales en cirugía estética es común en pacientes y cirujanos. Para nosotros no se trata solamente de un aspecto técnico sino también de satisfacción personal; para los pacientes: lograr sus expectativas.
La naturalidad la entendemos como un equilibrio y armonía de los rasgos faciales y corporales con el conjunto. En Ivance nos gusta asesorar a los pacientes en todo momento, desde la primera consulta para que esos resultados sean armónicos, naturales y contribuyan a una mejoría de la autoestima.
En la actualidad las técnicas menos invasivas nos ayudan a alterar menos la propia naturalidad. Los cánones de belleza también se han modificado, la voluptuosidad va dejando paso a la normalidad. Por ejemplo, vemos como la tendencia al uso de implantes mamarios más pequeños, o el recambio de implantes muy grandes por más pequeños, va en aumento.
La naturalidad en los resultados es lo que aporta seguridad al paciente. Aunque la cirugía estética ya es una realidad muy aceptada en nuestra época, reaccionamos de manera muy diferente ante ello. Los pacientes jóvenes no lo viven como un estigma y no tienen ningún reparo en aceptar que se han sometido a algún procedimiento de cirugía estética. Muestran, incluso relatan, en redes sociales el proceso entero. Por el contrario, los pacientes más “adultos” son reacios a que su entorno perciba que ha podido pasar por las manos de un cirujano plástico convirtiendo en un reto que las huellas del proceso pasen desapercibidas. La Sociedad Vasca añade además un punto más de exigencia y es que en nuestro entorno la discreción es un estilo de vida.
Mientras voy escribiendo me vienen imágenes anecdóticas de algunos pacientes: Recuerdo a Maitane que se hizo una rinoplastia. Meses después se encontró con su ex-pareja, con la que había convivido largos años y que era perfectamente conocedora de su complejo. El cambio no fue percibido hasta que ella se lo hizo ver. O el caso de Pedro, que se hizo una Otoplastia. Sólo su madre se dio cuenta del cambio mientras a su lado su padre le miraba escéptico. O Mónica, profesora de bachillerato que se operó las bolsas de los párpados con miedo de que sus alumnos se dieran cuenta de ello y ser víctima de comentarios. Nadie se dio cuenta, ni tan siquiera sus compañeros de trabajo.
En definitiva, el concepto es quitarse la cara de cansancio en lugar de quitarse años, porque con una cara relajada estás más guapo, favorecido y natural; armonizar el cuerpo para seguir cuidando de mi bienestar físico, recuperar mi figura previa al embarazo porque me da seguridad y autoestima… pero siempre desde la naturalidad que es lo que marca la diferencia.
Naturalidad, equilibrio y armonía, es nuestra prioridad.
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