Pequeñas, grandes, aguileñas, rectas, redondeadas, con amplios o pequeños orificios nasales… La variedad de narices es tan grande como seres humanos hay en el planeta. Y por ello, hay muchas opiniones al respecto. Es más, puede que muchos no se sientan a gusto con la suya. Desde razones puramente estéticas hasta defectos (desviación del tabique nasal, por ejemplo) pueden producir desasosiego a una persona.
Quizá muchas veces no nos fijemos en ella, pero la nariz es una parte fundamental de nuestro rostro. Gracias a ella respiramos con propiedad; por ello, en muchas ocasiones, hay problemas respiratorios que nada tienen que ver con la estética pero que precisan de una intervención. Igualmente, existen anomalías congénitas: mucha gente opta por operarse las deformaciones en la adolescencia, aunque hay médicos que lo rechazan antes de los 14 o 15 años, cuando todavía no se ha dado el estirón. Estas deformaciones y los traumatismos (caídas, golpes) hacen de la rinoplastia una de las intervenciones quirúrgicas más requeridas en las clínicas de cirugía estética.
Para hacernos una idea de la importancia de la nariz, en China describen de la siguiente manera a los occidentales: “alta nariz y ojos profundos”. En contraste, los asiáticos son “baja nariz y ojos pequeños y largos”. Según contaba una estudiante china que hizo un máster en Barcelona, en las clínicas estéticas de China las operaciones para elevar el puente de la nariz son muy populares. Es un ejemplo de hasta qué punto hay personas que consideran importante su nariz. Todo por estar a gusto con uno mismo y en la sociedad.
Gracias a las rinoplastias, podemos tener una nariz en armonía con nuestro rostro y nuestra identidad. La rinoplastia, tal y como dice la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), mejora la “apariencia y la confianza en uno mismo”. Eso sí, no conseguirá que nos parezcamos a otra persona. El resultado siempre intentará ser armónico, aunque hay factores que no se pueden predecir, como las características anatómicas de cada paciente o los procesos de cicatrización.
Pero, ¿en qué consisten las rinoplastias? Se trata de una operación en la que se retira hueso o cartílago de nariz para hacer que sea más armónica, o bien se corrige su trayectoria con el mismo fin. Suele ser un proceso corto, que dura entre una y dos horas, aunque en casos complejos puede alargarse. Tras eliminar el hueso o el cartílago, la piel se redistribuye sobre la nueva estructura.
La SECPRE explica que muchos cirujanos realizan la operación mediante unas pequeñas incisiones dentro de los orificios nasales. Es lo que se llama una rinoplastia cerrada. Sin embargo, en casos más complejos, otros practican una rinoplastia abierta; para ello, se hace una pequeña incisión en la columela (la parte que separa ambos orificios nasales).
Son muchos los retoques que se pueden realizar: aumentar o reducir el tamaño de la nariz, reducir la giba (esa especie de ‘joroba’ sobre el tabique), cambiar la forma de la punta, estrechar los orificios o, incluso modificar el ángulo entre la nariz y el labio superior. Igualmente, corregir la desviación del tabique nasal para aquellos que tienen problemas respiratorios.
Tras ello, se coloca una escayola (de yeso o de otro material) para fijar la nueva forma, y tapones nasales para prevenir el sangrado y estabilizar el tabique. Si todo sale bien, se puede pasar la noche en casa, ya que la cirugía es de día.
Armonía tras unas jornadas
Las molestias tras las operación de rinoplastia suelen ser mínimas: en las primeras 24 horas, algo de hinchazón en la cara, dolor de cabeza o molestias en la nariz. Esto se puede solucionar con medicamentos y compresas frías para la hinchazón. La mayoría de los hematomas y la hinchazón desaparecerán en una o dos semanas. Los tapones se quitarán en uno o dos días. Tras una semana, se retirarán la escayola y los puntos. En ese momento ya podrás reincorporarte a tu trabajo o estudios.
Eso sí, los tejidos pueden tardar en estabilizarse varios meses. Hay que ser conscientes de ello y no caer en la depresión si no se ven resultados inmediatos. Si hay problemas durante el proceso de cicatrización o algún traumatismo pueden requerirse otros retoques adicionales.
Por otra parte, debes tener cuidado con los deportes. Deberás evitar durante un tiempo ejercicios como nadar o correr. Igualmente, habrás de tener cuidado a la hora de maquillarte o de tomar el sol. Consulta con tu médico en todo momento para saber cuándo podrás realizar una actividad de nuevo.
Precisamente por todas estas indicaciones, estar en manos de profesionales es más que necesario. Los especialistas de IVANCE, situado en la Policlínica Guipuzkoa, estamos a tu disposición. Consúltanos sin compromiso en el teléfono
La Dra. Olatz Alcelay o el Dr. José Mª del Amo te informarán sobre el tratamiento más adecuado de tu caso y resolverán todas tus dudas sobre el postoperatorio y las precauciones que deberás tomar. Es importante compartir con ellos los objetivos que tienes, para no crear falsas expectativas. No te quedes con dudas: todo es poco para que sientas la armonía en tu rostro.
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