rinoplastiaEn determinadas personas una remodelación de nariz puede suponer, en lo físico como en lo anímico y hasta en lo material, algo tan importante como difícil de comprender a priori.

Hablo, naturalmente, desde mi experiencia y de lo que he podido comprobar en la consulta.

Una nariz que no responda a los «canones establecidos» de belleza puede dar un toque personal y atractivo al rostro. Pero no siempre es así y un hombre o una mujer tal vez deseen corregir lo que consideran que los afea.

La Rinoplastia busca preservar el equilibrio estético entre la nariz y los rasgos faciales de forma natural y sin la evidencia de una nariz operada.

La consulta inicial de un paciente que solicita una rinoplastia es fundamental para valorar lo que desea y si sus expectativas son razonables; examinaremos la nariz en detalle: la proyección desde la cara, el ancho de la punta, el largo, el tamaño de los orificios nasales, el perfil que sobresale. Tambíen es necesario realizar un estudio del equilibrio y la armonía faciales.

En nuestro entorno, lo más habitual es una nariz con una giba osea y cartilaginosa dorsal excesiva, ligeramente ancha y con una punta lobulosa y caída. En estos casos se practica una rinoplastia de reducción: mediante la realización de una incisión en la columela, se reseca el exceso de dorso óseo y cartilaginoso, se estrecha la punta mediante el tratamiento de los cartilagos alares, y se practican osteotomías medial y lateral para estrechar la base de la nariz. Cada vez es más frecuente el uso de injertos cartilaginosos para estabilizar las estructuras y dar soporte y proyección a la punta nasal.

Tras una rinoplastia el cambio físico es gradual, al principio la nariz está inflamada y posiblemente algo amoratado el resto de la cara; hacia la segunda semana se habrá normalizado. Sin embargo, la cicatrización sigue siendo un proceso lento, por lo que la inflamación puede persistir durante algunos meses, especialmente en el área de la punta nasal.

En manos expertas, la rinoplastia es una operación muy gratificante y la mayoría de los pacientes se encuentran satisfechos con los resultados.

Volviendo lo que decía al principio, lejos de tratarse de un acto puramente estético, en ocasiones conlleva un cambio positivo en el estado anímico y emocional del paciente, por no hablar (aunque suene duro y hasta políticamente incorrecto) de las mejoras que a veces experimentan en su mundo laboral; los pacientes al verse libres de aquello que les acompleja transmiten una mayor seguridad en sí mismos.