Alto de Miracruz. Las piernas de Ana están ya pesadas pero la cuesta abajo con el skyline del centro de San Sebastián al fondo parece aligerarlas. Queda un mes para la Behobia y este es el último entrenamiento de fondo antes de la carrera.

Avenida de Navarra. Se empiezan a ver olas en el mar. El día de la carrera esto será un pasillo de aplausos y gente animando. Un escalofrío le recorre la espalda de la emoción. El Ayuntamiento de San Sebastián al fondo. Las piernas van solas, ya no le pertenecen… y por fin cruza la virtual línea de meta. Se desacelera sujetándose la cintura mientras apura unos profundos suspiros. Leire y Marga llegan en apenas tres – cuatro minutos por detrás. Se habían separado a la altura de Pasajes y ahora se funden en un abrazo.

Ya en el vestuario su imagen sudorosa se refleja en el espejo, pero su mirada, como siempre, parece ignorarlo todo y se dirige a su cadera. Los leggings no disimulan esas cartucheras. Nadie parece verlas pero a ella le molestan sobremanera. Sabe que tienen los días contados. Renunció hace ya tiempo en conseguir que desaparecieran con ejercicio y dieta. ¡¡¡Qué más podía hacer que no hubiese hecho!!!. No es ninguna profesional del running pero se cuida como si lo fuese y a veces lo vivía como si fuese un fracaso a su esfuerzo. Son ya años de esa lucha interna entre aceptarse a si misma o afrontar un cambio.

Antes del verano consultó con la Dra. Alcelay  y esta le ratificó lo que ya sospechaba. Tenía la misma configuración que su hermana y que su madre y posiblemente la única solución era la quirúrgica. Hablaron de realizar una liposucción y fijaron la fecha para finales de Noviembre una vez hubiera corrido la Behobia – San Sebastián. No quería echar a perder un año de entrenamiento y además consideraron que podía ser el mejor momento para afrontar la intervención desde el punto de vista del resultado.

El día de la cirugía, Ana estaba nerviosa pero también llena de esperanza. Se recordó a sí misma que su valor no estaba determinado por su apariencia, pero que merecía sentirse cómoda y segura en su propio cuerpo.

Han pasado ya tres meses y Ana ha experimentado una liberación emocional. La eliminación de los depósitos de grasa en las áreas problemáticas le dio una sensación renovada de confianza y aceptación. Poco a poco, se sintió más cómoda al vestirse y comenzó a abrazar su cuerpo tal como era.

La liposucción fue mucho más que un procedimiento estético para Ana. Fue un catalizador para su empoderamiento y liberación personal. Aprendió que su cuerpo era su propio templo y que merecía amarlo y cuidarlo. Dejó de compararse con los ideales irreales de belleza y se enfocó en su propia felicidad y bienestar.

Hoy en día, Ana se siente orgullosa de su decisión y de los resultados de la liposucción. Comparte su historia con otros, inspirándolos a abrazar su individualidad personal. Su experiencia en IVANCE, formado por especialistas integrantes de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética, junto con la atención y el apoyo brindado por el equipo médico, le recordó que todos merecen sentirse cómodos en su propia piel y que la belleza verdadera proviene de la aceptación y el amor propio.

 “La liposucción es una técnica para eliminar acúmulos de grasa residuales que no responden bien al ejercicio y la dieta. El paciente ideal es una paciente comprometido en su cuidado.”