Larraitz, vecina de San Sebastián, vivía una vida que, a simple vista, parecía normal. Sin embargo, una carga pesaba sobre sus hombros, o más precisamente, sobre su pecho. Desde temprana edad, los senos de Larraitz habían crecido más allá de lo común, convirtiéndose en una fuente constante de incomodidad física y emocional.

En el trabajo, Larraitz sentía la mirada burlona de sus colegas y, a pesar de ser una empleada competente, se sentía subestimada y por lo tanto a menudo, pasaba desapercibida en reuniones y eventos de la empresa.

La ropa era otro obstáculo en su vida. En lugar de vestirse con confianza, se esforzaba por ocultar su figura bajo capas de ropa holgada, sacrificando su estilo por comodidad.

Las actividades físicas también eran un desafío insuperable para Larraitz. Practicar deportes o incluso realizar ejercicio ligero se convertía en un acto incómodo y doloroso. Sus senos voluminosos le provocaban dolores de espalda constantes, lo que le dejaba exhausta al final del día.

El problema no se limitaba solo a lo físico. Larraitz luchaba con su autoestima, sintiéndose atrapada en un cuerpo que no elegiría para sí misma. Sus amigos y familiares, aunque la apoyaban, no comprendían completamente el peso que llevaba en su espalda y en su corazón.

Desesperada por encontrar una solución, Larraitz comenzó a investigar clínicas de cirugía estética en San Sebastián. Visitó varias de ellas, buscando respuestas y una solución a su creciente descontento. Sin embargo, en ninguna de ellas encontró la comprensión y la empatía que necesitaba para su reducción de pecho.

Fue entonces cuando Larraitz descubrió Ivance, una clínica de cirugía estética dirigida por los experimentados cirujanos, el Dr. Del Amo y la Dra. Alcelay. Al entrar en Ivance, Larraitz sintió un cambio en el ambiente. El equipo médico escuchó atentamente su historia y sus preocupaciones. Se le brindó apoyo y orientación, no solo desde el punto de vista médico, sino también desde un punto de vista emocional.

Días antes de la cirugía, Larraitz sintió una mezcla de emociones. El miedo se entrelazaba con la anticipación de la transformación que estaba por venir. Pero sabía que la mamoplastia de reducción  era la decisión correcta para su bienestar físico y psicológico.

Como en cualquier operación quirúrgica, los riesgos de la reducción de pecho están presentes, pero Larraitz tenía claro que era una paso de que debía dar.

Tras la cirugía del pecho, el proceso de recuperación fue desafiante, pero Larraitz finalmente comenzó a sentir un alivio que nunca antes había experimentado. Sus dolores de espalda disminuyeron considerablemente, y se sintió ligera y libre por primera vez en años.

La historia de Larraitz es un recordatorio de que la belleza va más allá de las apariencias externas y de cómo la cirugía estética puede ser una herramienta para mejorar la salud y la autoestima de una persona. En Ivance, encontró la comprensión y el apoyo que había estado buscando durante tanto tiempo, marcando el comienzo de una nueva etapa en su vida.