Dos truenos resuenan sobre el cielo de Anoeta minutos antes de que la multitud “txuri-urdin” aparezca por sus puertas. Caras de júbilo por ese gol en el último minuto que les ha dado la victoria. Ander, más conocido como “Kako”, se dirige con sus amigos, todos ataviados con la camiseta del equipo, a celebrar la victoria con una cerveza en la mano.

Ander vive en San Sebastián y ha dedicado su vida a enseñar yoga y promover la paz interior. Como profesor de yoga, siempre había abrazado la filosofía de la naturalidad y la armonía con el propio ser. Sin embargo, durante años, había lidiado con un dilema personal que le afectaba profundamente: su nariz.

Desde joven, Ander había sabido que su nariz no estaba en armonía con el resto de su rostro lo que le había valido incluso el mote por el que era conocido. No era un problema de salud, sino una preocupación estética que le hacía sentirse incómodo. Siempre había sido un defensor de la belleza natural, pero en su interior, la incomodidad con su apariencia le impedía sentirse completamente en paz.

A medida que se hacía mayor, su deseo de armonizar su rostro se hizo más fuerte. Sin embargo, Ander todavía estaba comprometido con sus principios de naturalidad y autenticidad. No quería una transformación drástica que lo hiciera irreconocible; quería que su nariz reflejara la belleza natural que siempre había promovido en su enseñanza de yoga. En definitiva quería seguir siendo “Kako”.

Después de mucha reflexión y búsqueda, Ander conoció IVANCE , una clínica de cirugía estética en Donosti que compartía su enfoque en la naturalidad.

Programó una consulta con el cirujano para discutir sus deseos y preocupaciones.

En la consulta, Ander expresó sus temores de que la cirugía pudiera alejarlo de su filosofía de vida centrada en la naturalidad y la paz interior. El cirujano le explicó detalladamente el procedimiento de rinoplastia y cómo se asegurarían de que los cambios fueran sutiles y en armonía con su rostro.

Ander se sometió a la rinoplastia y, cuando se quitó el yeso, experimentó una sensación de alivio. Su nariz se veía más equilibrada y en armonía con su rostro, pero aún se veía como él mismo. Los cambios eran sutiles, pero significativos para él.

Con el tiempo, Ander notó que su autoestima y confianza habían aumentado. No se trataba solo de la apariencia física; se trataba de cómo se sentía consigo mismo. Ahora podía enseñar yoga con una mayor sensación de autenticidad y naturalidad, sabiendo que había encontrado un equilibrio entre su filosofía de vida y su deseo de armonizar su apariencia.

Todo el mundo le siguió llamando “Kako” pero él sentía que ahora el mote se identificaba con su persona y no con su nariz.

La historia de Ander se convirtió en una inspiración para sus alumnos y aquellos que buscaban un enfoque equilibrado de la belleza y la autoestima. Demostró que la cirugía estética podía ser una forma de realzar la belleza natural y la confianza en uno mismo, sin comprometer la autenticidad.