Cuando las personas viven en pareja, ya hablemos de una relación sentimental o un matrimonio, a veces, dejan de lado su aspecto físico e incluso descuidan su salud. Ya no ven necesario esforzarse para conseguir un cuerpo definido con el que llamar la atención del sexo contrario, así que no hacen deporte con tanta frecuencia o no cuidan tanto su vestuario porque sienten que su pareja no presta tanta atención a su figura.

Así, la seducción va pasando poco a poco a un segundo plano y empieza a reinar la conformidad. Pero además de la falta de ejercicio, los aumentos de peso y esas barriguitas que van creciendo sin remedio tienen otra causa: los malos hábitos alimentarios. Con la convivencia, suele ocurrir que los miembros de la pareja ceden a los deseos del otro y cambian sus hábitos nutricionales por aquellos que priman la rapidez y tienden a ser menos sanos. Aunque el espejo no deja de preocuparles, la importancia que le dan a su imagen corporal disminuye drásticamente.

Pero ¿qué ocurre cuando esa relación se termina? Por una parte, el estrés y los malos tragos emocionales de los últimos coletazos de una relación, o la tristeza causada por el adiós definitivo, pueden provocar cuadros de ansiedad y afectar al apetito. Estas circunstancias pueden llevar tanto a la pérdida como al aumento de peso desmesurados.

Además, cuando la situación cambia, muchos toman conciencia sobre su físico y el interés por la salud reaparece. Entonces se dan cuenta de las consecuencias de todo ese periodo de descuido y excesos, y muchos se llevan las manos a la cabeza por haber olvidado los cuidados que antes les hacían sentir tan bien. Unas circunstancias en las que cada vez se encuentran más españoles. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2014 hubo 100.746 divorcios en nuestro país, un 5,6 % más que el año anterior.

Afortunadamente, todas estas personas tienen un nuevo camino por delante. El proceso de recuperación, tanto emocional como de costumbres saludables, pasa por renovarse por dentro y por fuera para recuperar la seguridad y seguir adelante.

Algunos tratamientos cosméticos, como los destinados a recuperar el buen estado de la piel, pueden contribuir a mejorar la imagen personal. Las preocupaciones excesivas o el estrés propios del final de las relaciones pueden restarle luminosidad, causar deshidratación o un aumento del sebo, que produce brillos que deslucen el rostro. Unos efectos que nadie quiere llevar consigo en su nueva vida.

Por otro lado, la forma física y la salud suelen convertirse en protagonistas. Apuntarse al gimnasio y establecer en plan de alimentación saludable son dos de los primeros pasos con los que muchas personas inician el cambio de hábitos. Pero además de acudir a entrenadores personales y nutricionistas, también hay quien decide buscar otros métodos especializados para reafirmar las zonas han perdido firmeza por la ganancia y pérdida de peso.

En este sentido, pueden acudir a los expertos en cirugía estética para buscar la intervención más apropiada en su caso, con el fin de mejorar la imagen que ven en el espejo. Son frecuentes los retoques no quirúrgicos, como las infiltraciones de ácido hialurónico y toxina botulínica para pequeños retoques faciales o la carboxiterapia y mesoterapia para corporales.

Otros optan por la cirugía que les permitirá borrar algunas las huellas que han dejado el paso de los añoss, como las bolsas en los ojos y los párpados caídos que afean la mirada.

Sea cual sea la decisión siempre es aconsejable que consulten y se dejen asesorar primero por un especialista en cirugía plástica y estética que les asesore. Y también ser conscientes de que aunque todos estos cambios pueden contribuir a mejorar su autoestima y a quererse un poco más, los tratamientos estéticos deben ir acompañadas por un cuidado continuo. De nada sirve aplicarlos si no se mantienen una vida sana, una alimentación saludable y se hace ejercicio.

Si quieres conocer las posibilidades que puede ofrecerte la cirugía estética para restaurar tu belleza natural, independientemente de que camines solos o acompañado, no dudes en plantear tus dudas al equipo de IVANCE, en la Policlínica Guipuzkoa. Puedes pedir una primera consulta sin compromiso a través del teléfono +34 943 297 588 o mediante el formulario de la web.