A medida que pasan los años, podemos establecer a partir de los treinta, y sobre todo cuando se ha sido madre, es muy frecuente que el pecho esté «caído»: existe un desequilibrio entre continente y contenido, la glándula mamaria se ha atrofiado y la piel se ha distendido, perdiendo la turgencia y firmeza que caracteriza a un pecho joven.
En el mejor de los supuestos, la mama se ha quedado «vacía» y la areola y el pezón se encuentran en una posición adecuada. Este caso es similar a un aumento de pecho convencional ya que con una prótesis rellenamos la mama recuperando la turgencia. Con implantes anatómicos se obtendría un resultado más natural, elevando algo la areola y el pezón.
Pero si el pezón está descendido por debajo del surco de la mama, el procedimiento anterior no sería suficiente, ya que el pecho seguiría igual de caído pero de mayor tamaño.
La intervención que se realiza para corregir los pechos caídos se denomina mastopexia o elevación de mamas. Existen básicamente dos técnicas para devolver la firmeza y la forma al pecho, dependiendo de la posición de la areola con respecto al surco: retirando únicamente piel alrededor de la areola (mastopexia periareolar); o bien, retirando piel alrededor de la areola y del polo inferior de la mama . En este último caso quedará, además de la cicatriz areolar, otra vertical hasta el surco submamario.
En pechos muy «caídos» lo indicado es la mastopexia vertical o en T invertida, pues permite ajustar mucho mejor la piel sobrante, dar una mejor forma a la mama, consiguiendo una forma cónica y rellenar más el polo superior.
Las ptosis moderadas son las que más dudas nos plantean. Una mastopexia periareolar sería lo indicado, pero nos encontramos con que hemos de fruncir mucho la piel para adaptarla a esa areola que, a su vez , tensamos (estamos cosiendo un círculo grande sobre otro pequeño). El resultado puede ser una cicatriz ancha con una areola distendida. También conlleva una forma más achatada y redondeada de la mama, es decir, con menos proyección. Esta técnica queda reservada para mamas poco caídas, con poco volumen y en las que tenemos que introducir un implante anatómico para dar firmeza.
La mastopexia con cicatriz vertical o en T es la que mejor forma da a la mama: cónica y con una proyección adecuada. En cualquier caso no hay que tener demasiado temor ante las cicatrices; un mejor resultado estético no siempre se corresponde con un tamaño reducido de cicatriz.
En definitiva, el tipo de técnica a emplear para corregir los pechos caídos mediante una mastopexia es algo que a decidir conjuntamente entre el cirujano y la paciente, considerando las expectativas de esta última, las características previas de las mamas, las expectativas individuales, entendiendo siempre los pros y contras y asumiendo que no es un simple aumento de pecho.
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